Libres como el viento, los signos de Aire tienen sus particularidades al relacionarse en el amor. Te las contamos.
Aire y Fuego: estos dos elementos nunca se serán indiferentes. Ambos son activos, sociables y gustan de las novedades. Si bien el Aire es más mental y el Fuego más pasional, esta diferencia no hace sino complementarlos más aún. El Fuego le aporta al Aire inspiración y vitalidad, mientras que el Aire le aporta una visión más mental al Fuego que puede ser muy beneficiosa. En el amor, el Fuego deberá dejarle libertad al Aire, poco acostumbrado a que le intenten dominar.
Aire y Agua: una palabra define la relación entre el Aire y el Agua: complejidad. Cada uno tiene una naturaleza diametralmente opuesta a la del otro. El Agua es sentimiento, el Aire, objetividad, pensamiento. Y sin embargo, se atraen el uno al otro. La disputa surgirá cuando el Aire pida explicaciones racionales de las intuiciones del Agua, y cuando el Agua desee que el Aire exprese sus sentimientos.
Aire y Tierra: Se trata de otra combinación complicada, ya que entre ambos elementos hay posibilidad continua de conflicto. La Tierra es la racional, el “sólo creo lo que veo”, mientras que el Aire es el pensamiento, el ir más allá de lo material, el mundo de la mente. La visión limitada de la Tierra molesta al Aire, pero, si se deja llevar un poco por éste, podrá ampliar sus horizontes. ¡Pero no demasiado! Para una buena convivencia, el Aire no puede dominar: es necesario que alguien tenga los pies en la tierra.
Aire y Aire: no hay nada como el propio elemento en el horóscopo, y es que el Aire y el Aire se entienden mejor que bien. A ambos les encantará estar rodeados de gente, y son comunicadores natos, por lo que tendrán mucha confianza entre ellos. Eso sí, aunque no se coarten las libertades, será esencial tener conversaciones acerca del futuro y de a dónde va la relación. Y cuidado con la monotonía: también es un riesgo.